jueves, 29 de mayo de 2008

Huir.

Un profesor de biología vegetal que impartía clases a futuros oficiales de jardinería entre los que me encontraba yo, en una de sus clases establecía una diferencia:
Entre un árbol y un ser humano hay una diferencia evidente, mientras aquél no puede moverse, y por tanto, es más vulnerable; el ser humano puede huir para escapar del peligro.
Ya entonces me hacía las mismas preguntas que hoy: ¿hacia dónde pueden huir las personas? ¿dónde esconderse? ¿es que hay alguna salida?

viernes, 23 de mayo de 2008

Diana.

Diana es la hija de unos amigos. Viven en el mismo bloque que nosotros. Está terminando la carrera de Magisterio y ha ido a la República Dominicana a hacer prácticas. Ha estado allí tres meses.
Ayer bajamos a saludarla y a darle la bienvenida. Aunque, y así intuía yo, los bienhallados fuimos nosotros.
El entusiasmo transmitido por esta muchacha reconforta.
Ha convivido con la realidad de un país de contrastes y contradicciones.
Y los niños que daba clase. Se le llenan los ojos de lágrimas cuando los menciona. Sin sensiblería y sí con espontaneidad.
Este mundo no sería así, si abundara más la sensibilidad como la que muestra Diana.

viernes, 16 de mayo de 2008

Homenaje a los comentaristas.

¿Qué empuja, a los comentaristas de mi blog, a dedicar su más que preciado tiempo a leer mis reflexiones o informaciones del todo sesgadas o incompletas e incluso parciales y poco subjetivas? ¿O a ver mis vídeos candidatos a los Goya, pudiendo esperar para cuando sean nominados para los Oscar de Hollywood?
En esta red enredada, donde hay millones de espacios atractivos, llenos de monologuistas bastante más talentosos que yo, ¿alguien puede explicarme tamaña solidaridad?
Porque dejémoslo claro, amados seguidores y amadas seguidoras –mejor esto último- de ahí el femenino en la frase, y no se me ofendan ellos, tal generosidad solo puede deberse a una razón sentimental. Que sois buena gente vaya.
Pero el caso es que ahí estáis. En el momento oportuno ¡toma comentario para animar a seguir!
Pues sepáis que aunque no busquéis la recompensa yo voy a premiar vuestro esfuerzo con un regalo. ¡Ahí va!:

28 de octubre de 2007 (firmado Belia): Tengo que remontarme a esa fecha, por tanto y, como verán, no es la más currante en mi blog. Su regalo lo recibirá cuando llegue en verano: Una tertulia conmigo. Sí, ya se que los hay mejores, pero… ¿y si la acompañamos con un buen vino? El lenguaje se afina con el paladar afinado.

28 de marzo de 2008 (firmado Karma): El mejor regalo es volver a leer el poema.

"Vuelve muchas veces y tómame,
sensación amada, vuelve y tómame,
cuando el recuerdo del cuerpo despierta
y un viejo deseo recorre la sangre;
y sientes las manos como si de nuevo palparan.
Vuelve muchas veces y tómame en la noche,
cuando los labios y la piel recuerdan..."
Kavafis. 1.912


1 de Abril (firmado Javier):
Te regalo la idea de que escuches “Es una lata el trabajar” de Luis Aguilé. Un canto a la esperanza.

Anónimo del 14 de abril: Cómprate un trombón o el instrumento que desees. Prometo escucharte incluso cuando estés aprendiendo –este si que es un buen regalo-.

Anónimo del 19 de abril (firma Jabad, el más trabajador a la hora de comentar): Quita, quita, lo verdaderamente importante del ser humano es tener dinero. Te recomiendo dejes de ver películas de relaciones humanas por una temporada, pongamos… hasta la jubilación.

Anónimo del 15 de mayo (firma Eva): Puedes emplear el vídeo “Viva la música” para ponerlo en clase o para lo que quieras. El agradecido soy yo, por tanto este regalo es también para mí.

8 de mayo de 2008 (Juanjo Ruesca): Hombre, para divulgar usted que para eso es maestro. Su regalo lo compartiremos pronto. Una botella de buen vino. Mientras llega el momento ahí va un poema:

Procurad despertarme con vino.

Lavadme con él si persisto en mi muerte.

Hacedme con pámpanos mi mortaja y enterradme

en un jardín con rosas que recubran mi tumba.

Y para esas personas que no pueden o no saben comentar, (Mercedes incluida) por ese lío de la informática, un beso.

lunes, 12 de mayo de 2008

Informe sobre el futuro.

Cada uno es artífice de una porción de su propio futuro. Ah, pero sólo de una porción, que por otra parte no es la mayor, sino la mínima. El futuro mayor y también el menos controlable, es el colectivo. Digamos el mundo venidero que se forma al margen de uno.

Hoy en día, el futuro del mundo viene con nuevas guerras, es decir más destrucción. ¿Qué peso, qué influencia pacífica, podemos ejercer, prójimo más prójimo, sobre los poderes que destruyen, sin piedad y sin freno?

La única esperanza reside en que, por debajo de cada poder, se vaya generando un sector crítico que crezca y se consolide hasta destruir al destructor. Pero ¿será posible? ¿Cómo acabar con las cataclísmicas fábricas de armamentos y los millonarios que las sustentan?

Tal como lo vemos hoy, el futuro es un piélago de deterioros, un borrador de catástrofes. Desde arriba llueven bombas que son presagios. El futuro siembra pánico y mientras tanto nos espera. Hay para todos una culminación lógica llamada muerte. Eso lo tenemos claro. Pero antes de que nos alcance ese final obligatorio, están las múltiples formas de morir. Morir de un síncope o de una hipertensión es después de todo un final benigno, casi un regalo, pero entregar la sangre en una puñalada o caer como bolos de un bombardeo, es un final maldito.

El pasado nos despidió con los brazos abiertos, pero el futuro nos recibe con garras sin perdón. Nacemos de un muy tangible vientre materno y acabamos en una hondonada misteriosa.

Del libro “Vivir adrede” de Mario Benedetti.