domingo, 14 de febrero de 2010

Asepsia.




Si para un pastelero el éxito consiste en realizar bien una tarta; el de un jardinero cortar bien el seto y el de un agricultor que el producto cultivado sea de buena calidad; el éxito de un militar es haber matado a su enemigo –preferiblemente antes de que le maten a él-.
Según la OTAN, la operación Mushtarak (juntos) ha sido todo un éxito en Afganistán.
Cuando uno escucha por la radio o ve por la televisión, la información sobre una actuación de los militares, cree que está escuchando un serial –como cuando era pequeño- o viendo una película apta para todos públicos.
Ni una sola muestra de las consecuencias de dicha actividad.
Eso sí, la información expresada con gran elegancia: El ejército aliado “ha tomado posiciones” –parece que están jugando al monopoly-; los insurgentes “han sido sorprendidos” –supongo que dándoles un sustico, ¡uh, uh, uh!; se han tomado todas precauciones para no causar víctimas civiles –aun habiendo ochenta mil en la zona de actuación (Marjah)-.
No entro ahora a valorar si la violencia es necesaria o no para intentar hacer un mundo más justo –parece una contradicción en sus términos- pero si existe la violencia, por lo menos que nos informen como adultos y no nos infantilicen más de lo que estamos.
Un militar lleva un fusil y el agricultor una azada. Con la azada se puede hacer dos cosas: o se puede cavar la tierra o se puede matar, con el fusil sólo se puede hacer una de las dos.

lunes, 1 de febrero de 2010

Entusiasmo.


Una amiga me recomendó un libro con gran entusiasmo. Me lo dejó ella misma para que lo comentásemos después de haberlo leído. 
No sé si es el estado de ánimo, el paso del tiempo o cierto descreimiento lo que hace que cada vez me resulte más difícil recomendar algo a alguien. Antes, lo que me había gustado lo recomendaba con tanto énfasis que la persona receptora de la recomendación, o la seguía o la aborrecía. Y yo, tan contento. 
Ahora soy más prudente, léase más timorato, a la hora de recomendar algo. 
Probablemente sea yo, al entusiasmarme menos por las cosas, el culpable de no aconsejar sobre lo que he visto o escuchado. Desde luego no es del receptor. 

Sin embargo, agradezco profundamente que alguien me recomiende algo, y mucho más si lo hace con entusiasmo. Tengo un gran respeto hacia lo que le interesa, independientemente de que no me haya gustado. Conviene puntualizar que, aun siendo consciente de las contradicciones del ser humano, de ciertas personas sabes que no vas a recibir recomendaciones, digamos poco interesantes o muy lejanas de tus gustos. 

"La nieta del Señor Linh" de Philippe Claudel es la entusiasta recomendación de mi amiga. 
Me consta que tiene verdadero interés por saber mi opinión sobre él. Lo cual, es otro de los placeres a añadir al día. 
Y bueno, mi intención era verla en persona y conversar, -ninguna alternativa mejor que esa- pero utilizo mi blog para comentar alguna cosilla breve sobre el libro en cuestión, para ampliarla cuando nos veamos. 

Creo recordar que fue Isabel Coixet quien dijo que sus películas no son duras, lo que es duro es vivir. Creo que tiene razón:
No hay día que no lea algo que me conmueva, pudiéndose catalogar como lectura “dura”. Si añades; a la lectura del periódico, la información que me envían las ONGs a las que estoy asociado y algún libro, ensayo o artículo sobre la situación de algunas personas, obtienes un cóctel bastante “fuerte”. 
Pero luego retomas tus obligaciones cotidianas, así que, por tanto, “lo duro es vivir”. 
¿Es, el libro que nos ocupa, un libro “duro”? 
Esta es una historia tremenda pero contada con delicadeza y tacto. Directa, sin perderse en descripciones largas, te va llevando por el sufrimiento y la ternura del anciano. 
Soledad, pérdida (sólo le quedan los recuerdos y una nieta). Trasladas sus vivencias a las de tantos seres que, en estos momentos, están sufriendo los desplazamientos injustos. Habiendo dejado atrás todo, incluso con pérdida de familiares, y con la tarea por delante de seguir viviendo. 
Me ha gustado este libro. Tiene más cosas que comentar, como por ejemplo la amistad y comprensión entre personas que no pueden comunicarse mediante un idioma común, pero no quiero contar más argumento. Quiero que, queridos seguidores del blog, lean este libro.
Se lo recomiendo… con entusiasmo.