viernes, 16 de julio de 2010

Invictus.

Fuera de la noche que me cubre, 
Negra como el abismo de polo a polo, 
Agradezco a cualquier dios que pudiera existir
Por mi alma inconquistable.
En las feroces garras de las circunstancias 
Ni me he lamentado ni he dado gritos.
Bajo los golpes del azar 
Mi cabeza sangra, pero no se inclina. 
Más allá de este lugar de ira y lágrimas 
Es inminente el Horror de la sombra,
Y sin embargo la amenaza de los años
Me encuentra y me encontrará sin miedo.
No importa cuán estrecha sea la puerta,
Cuán cargada de castigos la sentencia. 
Soy el amo de mi destino: 
Soy el capitán de mi alma. 

                                                 William Ernest Henley (1849–1903)

Este poema se lo regala Nelson Mandela (Morgan Freeman) al capitán de los Springboks, François Pienaar (Matt Demon) en la película del mismo nombre, Invictus. El presidente sudafricano salió de la cárcel en 1990 después de permanecer en ella 27 años. Fue presidente desde 1994 a 1999, dando prioridad a la reconciliación. Con este poema pretende motivar al jugador cuando va a comenzar el mundial de rugby del año 1995.

jueves, 15 de julio de 2010

Huelga light.



"Yo lo que digo es que son 30 años de democracia, y no hemos hecho todavía una ley de huelga, lo que quiere decir que los representantes legítimos de una serie de trabajadores con poder de colapsar ciudades siguen pudiendo tomar como rehenes a los 6,4 millones de ciudadanos, y eso no es propio de un país democrático".
Esperanza Aguirre, valiente como siempre, recordó lo anterior en una rueda de prensa, demostrando con ello que está al servicio de todos los habitantes de la Comunidad de Madrid.
No sé si demostraría tanta valentía si perteneciese a la clase “delictiva” compuesta por los trabajadores de Metro.
O sea, si los representantes sindicales optan por plantear (plantear no es imponer) una medida de presión tan querida por todos los trabajadores, (dejar de percibir 100 euros al día es de lo más placentero) no es propio de un país democrático y, si tragan con la ruptura de un convenio pactado, se les acusa (por parte de los propios trabajadores) de “vendidos”.
Se dirá que es por negarse a cumplir los servicios mínimos por lo que se les acusa de chantajistas, nada más y nada menos. Pero no desviemos la mirada, consiste en seguir anestesiadicos y quieticos. Nos hagan lo que nos hagan.
Convocar una huelga que no se note, que no moleste, que pase desapercibida, de eso se trata.
Hay que hacer una ley de huelga para hacer desaparecer el derecho a la huelga.