viernes, 20 de abril de 2012

El error de un trabajador


Resulta chocante que el Rey se disculpe por vivir como lo que es: un Rey. Es como si un trabajador de la OPEL, pongamos por caso, se disculpara por vivir como un currante.
Es enternecedor oír al monarca pidiendo perdón por un error cometido. Él también es un ser humano, campechano además, y uno le ve la cara apesadumbrada e inmediatamente se pone en su lugar, sufriendo por el mal rato que ha tenido que pasar –aunque no tan malo como el que pasan los elefantes de Botswana–.
Sus súbditos también cometemos errores y, la mayoría de las veces, no nos disculpamos por ello. Quizá deberíamos aprender la lección y añadir a sus logros –por todos repetidos para que no se nos olvide lo bien que hace lo que la Constitución le dice que debe hacer–, la de pedir disculpas cuando cree que se ha equivocado. Otra contribución para mejorar la sociedad española. Lo que nos lleva a pensar que si no hubiese monarquía en España, habría que proclamarla inmediatamente.
Pero la mayor contradicción de nuestro Rey ha sido, precisamente, la de disculparse por lo que habitualmente hace y ha hecho a lo largo de su vida ¿O es que ha pedido disculpas porque se ha olvidado de poner el despertador y ha llegado tarde a la fábrica? Bien es cierto que todos los días no mata elefantes, en sus quehaceres diarios está también el de hacer de embajador en países lejanos. No sabemos si en esos viajes, durante su tiempo libre, aprovechará para saber qué animalicos son susceptibles de ser cazados o se limitará a reflexionar sobre lo iguales que somos todos los españoles, con los mismos privilegios e, incluso, iguales ante la ley.

lunes, 16 de abril de 2012

Todos a la cárcel

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