sábado, 15 de octubre de 2016

Involución


Un personaje del libro “Por qué me comí a mi padre” de Roy Lewis, dice: “Hay dos opciones: ir hacia atrás o hacia delante; pero es imposible quedarse quieto, ni siquiera en los árboles”.
Se viven unos tiempos en los que lo rancio se disfraza de moderación para adoptar una apariencia de sensatez y normalidad.
Es razonable defender que los servicios públicos lo realicen unas empresas en vez de gestionarse directamente; destinar cada vez menos recursos a la sanidad pública para potenciar a la privada y también es razonable defender la muerte a estocadas de un animal.
Es sensato potenciar las pensiones privadas en detrimento de las públicas; defender las banderas como si ellas solas fueran a solucionar los problemas de los nacionalismos y sensato es también no separar la religión del ámbito de lo privado al de lo público.
Es prudente votar a un partido imputado por destruir ordenadores y por blanqueo de capitales; distanciarse de la educación pública para favorecer a la concertada y es prudente también consentir que haya familias que se queden sin vivienda y con deuda de por vida.
Es juicioso votar a partidos que recortan los servicios básicos incrementando la desigualdad; no cuestionarse una información sesgada que prima a los intereses económicos por encima del bien común y es juicioso también apoyar a los que miran para otro lado cuando se vulneran derechos humanos de personas que huyen de las guerras y de la miseria.
Si se siguen defendiendo estas políticas tan razonables, sensatas, prudentes y juiciosas; se irá hacia atrás y se volverá a subir a los árboles como en el Pleistoceno. Ahí arriba habrá una buena cobertura para el nuevo modelo de móvil; pero cada vez será más difícil hacer lo que defiende el personaje del citado libro: evolucionar como seres humanos.

Carta publicada enhttp://arainfo.org/involucion/
 y Heraldo de Aragón (Edición papel del 18-10-16)