La definición de lo que está ocurriendo en Gaza podría definirse como la ausencia de paz y nos evitaríamos así definir con palabras la brutalidad que está perpetrando el gobierno sionista israelí.
Ahora las imágenes llegan al instante por las redes sociales y no puede decirse que las televisiones eligen, manipulen o tergiversen puesto que están grabadas con un teléfono móvil de un familiar o personas que quieren que se sepa lo que está ocurriendo, quizá con la esperanza de que pare la matanza indiscriminada.
Una niña de unos dos años entra en brazos de su padre a un hospital, un móvil va siguiendo la escena y no deja de grabar ni cuando el padre se sienta en el suelo y muestra, a quien pueda ayudar, a su hija literalmente destripada. El padre sujeta los intestinos de su hija y, sinceramente, no sé cómo termina la grabación porque resulta insoportable seguir viendo su sufrimiento.
“La guerra rasga, desgarra. La guerra rompe, destripa. La guerra abrasa. La guerra desmembra. La guerra arruina”, escribió Susan Sontag en el ensayo “Ante el dolor de los demás” en 2003. Ella, que sufrió el asedio de Sarajevo, reflexionó sobre el peso y la influencia de las imágenes en las guerras y en qué nivel perjudica o beneficia para tomar conciencia del sufrimiento ajeno.
Se puede dejar de ver imágenes de palestinos asesinados por diversos motivos, incluso para preservar la salud mental, pero nadie hoy en día puede decir que no sabe lo que está pasando en Palestina.