martes, 31 de mayo de 2011
viernes, 27 de mayo de 2011
Visca el Barça
http://www.youtube.com/watch?v=Geg_6Xoy04s&feature=player_embedded
Ésta es la brutal carga policial de los Mossos d'Esquadra contra
los acampados en la Plaza de Cataluña de Barcelona esta mañana para
desalojarlos de la zona y hacer limpieza, por orden del Gobierno catalán
en acuerdo con el Ayuntamiento de la capital condal. Ni siquiera la
presencia de las cámaras ha disuadido a los Mossos de emplear una violencia innecesaria, excesiva y atroz.
Como ciudadano, me he sentido agredido, violentado e indignado viendo
una carga policial tan salvaje e injustificada. Injustificada, sí: no
encuentro razones para justificar que una fuerza policial emplee estos
medios bestiales en una llamada “democracia” contra gente cuya única
arma son las palmas de las manos levantadas o su cuerpo tirado en el
suelo. No encuentro justificación para explicar por qué un policía golpea con la punta de su porra en la boca del estómago a un joven que trata de pedirle calma y
respeto levantando las manos en alto y a pecho descubierto. Ni
encuentro justificación y sí irresponsabilidad en una fuerza policial
que golpea en la cabeza con un objeto tan contundente y lesivo como una porra.
También es irresponsable que la autoridad política que había ordenado
la operación no haya dado orden estricta de no utilizar estos métodos
de terror y violencia. La operación había sido encargada por el Gobierno catalán que había pedido a la policía local que limpiara la zona de la acampada de
cualquier objeto contundente que pudiera ser peligroso en la posible
celebración mañana de la victoria en la Champions del Fútbol Club
Barcelona.
Eso debería haber incluido a policías agresivos: los Mossos deberían haberse desalojado y agredido a sí mismos con sus porras por
haber utilizado objetos contundentes de forma peligrosa. Así habrían
cumplido estrictamente con la orden gubernativa. Y el Gobierno catalán
debería tener claro que un ser humano sentado en el suelo y con las
palmas en alto no es un objeto contundente al que limpiar, es un sujeto
que tiene unos derechos fundamentales, entre los que se encuentra el
respeto a su integridad física. A la gente no se la limpia a golpes como si esto fuera Kosovo. Insistían los Mossos durante la carga en que no era un desalojo. Viendo las imágenes, realmente no era un desalojo, era un desahogo:
se estaban desahogando con los agredidos. Se habrán quedado a gusto
dejando un balance de 40 heridos leves (por sólo uno policial).
El portavoz del gobierno de Cataluña, Francesc Homs, ha explicado las razones de la operación: "Tenemos que garantizar como Gobierno que las cosas se hagan de manera normal" y ha resaltado que cree que la sociedad tiene que poder expresarse como crea oportuno. Es preocupante que el gobierno catalán crea que uno se puede expresar oportunamente mientras le dan golpes.
Deberían probar a hacerlo en el Parlament: que los Mossos le den con la
porra a los parlamentarios cuando cojan el turno de palabra. A lo mejor
entonces nos parece que las cosas se están haciendo de “manera normal”.
Además, el portavoz ha justificado la operación policial, que han acordado con el Ayuntamiento, porque la situación "aconsejaba que entrara la brigada"
por una cuestión de salubridad. Pues que el gobierno y los Mossos
vigilen la suya propia, la mental, porque si eres capaz de justificar
una carga de este tipo o llevarla a cabo, es que deberías ser limpiado del sistema por objeto contundente y peligroso.
Carne cruda (Programa de Radio 3)
jueves, 26 de mayo de 2011
Reacciona V
Nos jugamos mucho. Por fortuna el español no es un pueblo
pusilánime, de esos que necesitan un terremoto para salir a las calles y
mostrar sus sentimientos. En julio de 2010, sin ir más lejos, cientos, miles de
españoles abandonaron la seguridad y las comodidades del hogar y tomaron de
manera pacífica pero ruidosa y apasionada los lugares comunes de sus ciudades. La
muchedumbre, excitada, se movía como una sola persona, coreando los mismos
himnos, gritando similares consignas, navegando en una única dirección. El
motivo no era mostrar el desencanto social ni protestar por la crisis
económica, la corrupción, la mediocridad política o el abandono de la sanidad
pública. La selección española de fútbol ganó su primer campeonato del mundo y
los españoles no pudieron resistirse y mostraron su júbilo de manera tan
apasionada como coordinada.
¿Quién
dijo que en nuestro horizonte moral lo único que se veía era individualismo? El
aislamiento, cada vez más vinculado con la desigualdad, es debilidad: un pueblo
ignorante, dividido y pusilánime está en manos del poder. Sin valores
colectivos carecemos de futuro. La fragmentación de la vida social, el
deterioro de la economía, la destrucción de lo público, la voracidad de los mercados,
la hipocresía de los políticos, la inoperancia de los gestores, la falta de
oportunidades, la especulación inmobiliaria, la destrucción del medio ambiente,
los casi cinco millones de parados… Son problemas ajenos. Los españoles no
parecemos sentirnos personalmente implicados con la realidad económica,
política y social. Toleramos el fracaso del sistema. Vivimos la modorra de la
prosperidad, del aburguesamiento. Aceptamos la ineficacia de nuestros
representantes, la torpeza de la administración, la pérdida de los derechos
laborales, de la calidad de vida. Apostamos por el individualismo, el sálvese
quien pueda, y consideramos la solidaridad una debilidad, quizá el último
recurso. Protestar no está en nuestro código genético.
¿Queremos
sobrevivir? Si pretendemos hacerlo en un mundo más justo, el futuro pasa por
resucitar la cultura. La cultura se construye a través de la educación. Y la
educación es altruismo: compartir conocimientos. El sacrificio personal y
desinteresado por el beneficio ajeno.
El
poder económico y político quiere un pueblo individualista, insolidario,
anestesiado. Toca a rebato. Unamos las fuerzas, confiemos en nuestros vecinos,
alimentemos la cólera social, levantemos la voz. ¡Reaccionemos!
Y no
olvidemos que luchar por la cultura es luchar por el conocimiento, por la
dignidad, por la igualdad.
Javier Pérez de
Albéniz (Reacciona)
jueves, 19 de mayo de 2011
Reacciona IV
Las autoridades y los financieros mintieron antes de la
crisis cuando afirmaban que los mercados serían capaces por sí solos de hacer
frente a cualquier riesgo financiero. Mintieron las agencias de calificación al
calificar como buenas las hipotecas basura que difundían sus clientes. Mienten
los líderes políticos y los economistas que trabajan financiados por la banca y
las grandes empresas cuando dicen que hay que privatizar las cajas de ahorros
para salvarlas, cuando han sido los bancos privados los causantes de la crisis
y lo que hay que hacer, por el contrario, es disponer de una banca pública que
no reproduzca sus irresponsabilidades. Mienten los que no han acertado nunca
haciendo previsiones ni adelantándose a la crisis y ahora nos dicen que saben
lo que pasará con las pensiones dentro de cincuenta años o lo que hay que hacer
para salir de ella. Mienten sin parar.
Pero no
han sido sólo los poderosos los que han engañado. Se han engañado también a sí
mismas todas las personas que permanecen impasibles frente a tanta mentira
creyendo que sólo se trata de un incidente, de una mala noche en una mala
posada, del que nos sacarán los gobiernos como lo han hecho en otras ocasiones
porque, al fin y al cabo, nunca pasa nada y siempre se termina volviendo a
vivir como antes. Pueden cerrar los ojos y seguir engañándose pensando que a
ellas no les va a afectar o que sus problemas se solucionarán pronto. Pero más
les vale ser realistas y darse cuenta de que tienen que reaccionar porque lo
que ocurre es que se nos está viniendo encima el edificio que ingenuamente
creímos que era confortable y seguro. Vienen a por todos nosotros y no van a
parar hasta que lo tengan todo si no le hacemos frente.
Las mentiras y el fraude están claros así que lo que
conviene hacer también lo está: dar la vuelta a lo que nos vienen diciendo. Es
decir, frenar el poder político de la banca impidiendo que acumule privilegios
económicos y que se adueñe de medios de comunicación y de universidades. Hay
que poner firmes a los banqueros y someterlos al poder representativo, es
urgente someter las finanzas a la voluntad ciudadana y a las necesidades
sociales, primar la creación sostenible de riqueza tasando las transacciones
financieras y controlando los movimientos especulativos del capital, imponer
principios imperativos de justicia fiscal global y someter todas las decisiones
económicas al debate social auténticamente democrático y participativo. Hemos
de reclamar que se investigue el comportamiento y la responsabilidad de los
banqueros que produjeron la crisis y que engañaron a miles de clientes y el de
las autoridades, como el mencionado Caruana, que ocultaron lo que se gestaba y
permitieron que la economía se viniera abajo para que los bancos y las grandes
empresas siguieran saliendo a flote. Hay que impedir que miles de familias
sigan perdiendo sus casas y sus patrimonios por la avaricia y los engaños de la
banca y hay que salir a la calle a reclamar justicia y poner fin a tanta
mentira.
Aún
está usted a tiempo. ¡No se deje engañar más y reaccione de una vez!
Juan Torres López
(Reacciona)
miércoles, 18 de mayo de 2011
Reacciona III
Y a los miembros más veteranos de
esta sociedad del siglo XXI les pido y casi les exijo que dejen de estar
mediatizados por el miedo, la timidez, la trivialidad de los compromisos
sociales, por las falsedades religiosas, por las actitudes pasivas que nos
asemejan a una especie de avestruz humana que esconde la cabeza debajo del
forro de la chaqueta y que se tapa los oídos y los ojos para no vivir lo que
ocurre ante nuestros ojos, siguiendo el lema de “ver, oír y callar”.
Este
ejemplo es nefasto para las generaciones más jóvenes. Si hemos contribuido a
crear espacios en los que la responsabilidad y el compromiso son inexistentes y
a que las expectativas de futuro sean más bien escasas, pongámonos las pilas y
hagamos algo para corregirlo y resucitar el interés por lo público, por lo
social y por lo político.
Me dan
igual la profesión o el empleo del sujeto, pero siempre existirán categorías de
personas: unos, los que sobreviven; otros, los que viven del esfuerzo de los
demás; otros, los que se esfuerzan, y por último aquellos que simplemente son
espectadores. Con ser malos los que se aprovechan de los demás, estos últimos
(los espectadores) son los más perversos porque para ellos todo acontece como
en una película. Pagan su entrada y ello les da derecho a un sitio preferente
para disfrutar del espectáculo y criticarlo, pero sin participar en él; cuando
termina la representación, se marchan a su casa en su cómodo vehículo y
continúan viviendo en el magma amorfo y vacío de una prosperidad diseñada por
hábiles manos que todo lo vuelven, que todo lo saben y que todo lo controlan.
Por
desgracia en el mundo occidental actual hay demasiados espectadores y pocos
protagonistas. Vivimos en una sociedad epidérmica preñada de superficialidad en
la que a quienes se comprometen y pelean por mejorar y cambiar las cosas se los
persigue y aniquila.
Baltasar Garzón
(Reacciona).
lunes, 16 de mayo de 2011
domingo, 15 de mayo de 2011
Reacciona II
Cada ser humano único, capaz de pensar, de imaginar, de
crear. Ésta es la esperanza común y por ello debemos enfrentarnos al fatalismo,
al sentimiento de lo inexorable, de lo ineluctable, convencidos de que el
futuro debe inventarse, de que el porvenir está por hacer. El pasado ya está
escrito y debe describirse de forma fidedigna. Pero tenemos que actuar
resueltamente en este sentido: la gran tarea ética de las generaciones
presentes es escribir el mañana con otros trazos, con otros signos, en otro
lenguaje.
Federico Mayor
Zaragoza (Reacciona)
jueves, 12 de mayo de 2011
Bajo la alfombra.
En conclusión: debajo de la alfombra aparece un suelo
corroído que no va a mejorar remendando el tejido para taparlo mejor. Occidente
puede correr la misma suerte de otros imperios extinguidos, dejando un vacío
bajo la palabra Europa.
Pero la
Historia no admite vacíos: imparable la Vida los llena. Todo ocaso ofrece una
ocasión. Así aprovechó Carlomagno el de Roma bajo los bárbaros y erigió su
imperio, semillero de Europa. Ha llegado el tiempo del cambio, de un cambio que
va más allá de la restauración del Estado del Bienestar en retroceso y de la
defensa de los derechos conseguidos por nuestros antecesores. El sistema reclama
un cambio profundo que los jóvenes entienden y deberán acometer mejor que los
mayores atrapados aún en el pasado.
Este
ocaso es el momento de la acción entre todos porque otro mundo no sólo es posible,
es seguro. Si mejor o peor, dependerá de nuestra reacción. Mi mensaje a los
jóvenes es que ha llegado el momento de cambiar el rumbo de la nave. Aunque sus
líderes sigan en el puesto de mando y al timón, aunque desde allí sigan dando
órdenes anacrónicas, los jóvenes puestos al remo pueden dirigir la nave. Sólo
necesitan unirse y acordar que a una banda boguen hacia delante mientras en la
otra cíen hacia atrás y el barco girará en redondo, poniendo proa hacia un
desarrollo humano.
José Luis Sampedro (Reacciona).
miércoles, 4 de mayo de 2011
La Albufera.
"En el agua muerta, de una brillantez de estaño, permanecía la barca-correo: un gran ataúd cargado de personas y paquetes, con la borda casi a flor de agua".
Cañas y barro (Vicente Blasco Ibáñez).
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