viernes, 29 de noviembre de 2013
sábado, 23 de noviembre de 2013
lunes, 18 de noviembre de 2013
domingo, 10 de noviembre de 2013
jueves, 31 de octubre de 2013
Salvados por los pelos
En el último instante la policía detiene al
inminente asesino, en el servicio de urgencias el médico salva la vida de un
paciente y el bombero libra de las llamas al ciudadano en peligro: salvados por
los pelos.
A muchos trabajadores también les han salvado las
extraordinarias, dolorosas pero necesarias, medidas que el gobierno actual ha
puesto en práctica para salir de la crisis.
Algunos incrédulos desconfiaban de la capacidad de
estos gestores de lo público (también llamados políticos); e incluso achacaban
los efectos “colaterales” de tales medidas (recortes en sanidad y educación…) a
la ideología neoliberal del partido en el poder. ¡Qué mentes más retorcidas!
Ha bastado que algún portavoz y algún ministro
expliquen la verdadera situación económica y social para que respiren aliviados
miles y miles de currantes. Estos veían como el aliento del “hombre lobo” les
removía los pelos del cogote.
¡Pero ya no! ¡Se acabó! ¡Ya no tienen que tener
miedo a nada! ¡Ya pueden salir a la calle! En ellas ya no habrá protestas. No
deben temer por sus puestos de trabajo, ni siquiera por la merma de sus
condiciones laborales. El gobierno ha llegado a tiempo.
¿Y los parados? ¿Y los jubilados? Además de poder
salir a la calle también, sin tener que aguantar molestias contestatarias;
pueden hacerse ilusiones (no solo de pan vive el hombre).
¿Encontrarán trabajo? ¿Les aumentarán las nóminas a
los pensionistas? ¡Poco a poco, jolines!
A su debido
tiempo, portavoz y ministro, informarán del estupendo comportamiento del
mercado laboral y de la revalorización de las pensiones y también ellos
mejorarán su situación. Es así de sencillo.
En esta democracia irreal, sólo con nombrar las
cosas en los medios de comunicación, éstas mejoran. No importa que sean cifras
macroeconómicas destinadas al lavado de cerebro (informan del 0,1% de
crecimiento del PIB pero no lo contrastan con los 3.000.000 de pobres que viven
con menos de 307 euros al mes).
Al otro lado del receptor algunos ciudadanos
reciben con credulidad la información, otros con indiferencia y los menos con
indignación: “¡Uy -dicen con ironía- me he salvado por los pelos!”.
miércoles, 16 de octubre de 2013
miércoles, 2 de octubre de 2013
domingo, 22 de septiembre de 2013
sábado, 21 de septiembre de 2013
lunes, 9 de septiembre de 2013
miércoles, 4 de septiembre de 2013
viernes, 30 de agosto de 2013
Comprensión
¡Necesitamos una modesta bajada salarial para poder subsistir! ¿A qué
esperan los trabajadores para concedérnosla? ¿Es que no quieren la paz social?
No es culpa nuestra que el Ayuntamiento nos haya otorgado el servicio;
en base a un pliego de condiciones supuestamente de obligado cumplimiento. Y
eso que pujamos por el servicio sin desearlo. Pero nuestro amor a la ciudad
puede con los inconvenientes de una situación laboral desfavorable a nuestros
intereses. No somos como esos cooperativistas que aspiraban a ocupar nuestra
posición. ¡Dónde se ha visto a un ejecutivo conduciendo un autobús!
Menos mal que contamos con el apoyo de una ciudadanía comprensiva y nos
hace de mamporreros; sino esto sería insufrible y los directivos tendríamos que
aplicarnos un auto-ere o bajarnos nuestro, ya de por sí, pequeño salario.
¿Y eso de supeditar los despidos a la negociación del convenio?
¡Estos privilegiados no están contentos con nada! ¡Gracias tenían que dar por
tener todavía trabajo!
Y en cuanto a los despedidos: ¡Se les ha dado hasta su finiquito! ¡Qué
más quieren! ¡Hemos cumplido con la legalidad! Y si no, dejemos que hagan su
trabajo los tribunales.
Entre nosotros, aquí… en confianza: los trabajadores no tienen bien
definido el concepto de democracia; la manosean a su antojo aprovechando la
coyuntura actual.
Pedimos un poco de empatía hacia los delegados y directivos de las
empresas. Con nuestro esfuerzo contribuimos a engrandecer los beneficios de
nuestros jefes y accionistas. ¿Cómo sino, van a dar trabajo a esos currantes
quejicas?
Gracias a dios que algunos políticos sí son conscientes de nuestra
labor abnegada para con la sociedad y nos echan una mano. Aunque son demasiado
tímidos con las reformas; nuestro agradecimiento para ellos.
El mismo que debieran darnos los desagradecidos trabajadores de
Autobuses Urbanos de Zaragoza.
miércoles, 28 de agosto de 2013
domingo, 4 de agosto de 2013
jueves, 1 de agosto de 2013
miércoles, 24 de julio de 2013
jueves, 20 de junio de 2013
miércoles, 12 de junio de 2013
martes, 11 de junio de 2013
lunes, 10 de junio de 2013
Ellas sí quieren cambiarla
Los ciudadanos son los
que deben cambiar esta sociedad injusta y desigual.
Culpabilizar de todos
los males a políticos interesados e ineptos y a los poderes económicos, es como
culpar al matarife de que la carne no esté en buen estado. A ellos no les
conviene cambiar nada; les va de maravilla. Política y economía son
instrumentos al servicio de un bien común. Que estén al servicio de una minoría
privilegiada, perjudicando a los más necesitados y arrastrándoles a la marginación
social, es algo que la mayoría de la ciudadanía está consintiendo. Miedo,
acomodamiento, falta de compromiso y de empatía, desánimo, educación
individualista, coyuntura actual… cada uno tiene sus motivos para justificar su
apatía. Tan solo cuando les afecta directamente se mueven para intentar que no
cambie “su mundo”.
¿Y la ciudadanía
concienciada? Pues, mediante la pureza de sus ideas, intentando erosionar los
matices que unen y, de esta forma, dejar más fácil el camino para la minoría
privilegiada. Alentador ¿verdad?
¿Y si se une ambas
situaciones en una misma persona? Es decir, ¿ciudadanos concienciados y
problema que les afecta directamente?
Pues que son capaces
de emprender hasta una huelga de hambre. Ahí tenemos el ejemplo de los trabajadores del Sector de Limpieza de centros sanitarios
del Salud. Volverán a comer cuando readmitan a los compañeros despedidos.
Palabras mayores.
¿Por qué han llegado a
esa situación? Por haber iniciado una huelga indefinida. Una vez iniciada, los más
fuertes, emplean todos los recursos para ganar. No intentan una salida negociada
sino una humillada. Los despidos como instrumentos de intercambio -para más
información pregunten a los jardineros de Parques y Jardines, tienen
experiencia al respecto-.
¿Y qué pretenden
conseguir con dicha huelga? ¿Recuperar el poder adquisitivo perdido?
¿Más conciliación
familiar o aumento de permisos laborales? ¿Ir mejorando los derechos sociales
adquiridos? Ustedes pensarán que eso es lo lógico. Presionar para mejorar. ¡Es
que debería ser hasta obligatorio para el trabajador! Pues fíjense que ahora se
hacen huelgas para, como mucho, no perder o perder lo menos posible.
Y los trabajadores
haciendo suyos los argumentos de los poderosos. Siguiéndoles la cuerda en vez
de defenderse a sí mismos.
Pero no todos los
trabajadores actúan así, no. Hay algunos que hasta ponen en peligro su salud
por algo que nadie puede comprar: convicción.
Mientras dure la
huelga de estos trabajadores, cada bocado que se lleven ustedes a la boca debe
tener un sabor agridulce. Agrio por el sufrimiento de estas personas y dulce
porque ellas mejoran a esta especie que se llama a sí misma humana. Ellas sí
quieren cambiar esta sociedad injusta y desigual.
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