Si las
personas que invierten sus ahorros en los bancos ni siquiera saben lo que están
haciendo y el destino que le darán a su dinero, ¿qué conocimiento tendrán
entonces de algo tan sofisticado como el funcionamiento de los bancos aquellas
personas que tienen con ellos una relación aún más lejana y menos trascendente
para sus finanzas personales o familiares, las que se limitan a utilizarlos
para cobrar sus nóminas, domiciliar sus recibos, hipotecar sus viviendas o
recibir de vez en cuando un préstamo personal?
Este
desconocimiento es lo que ha permitido que los bancos hayan engañado en España
a miles de personas en los últimos años, ofreciéndoles productos financieros
fraudulentos, imponiéndoles cláusulas especulativas que han terminado perdiendo
su valor.
Y es
también lo que consigue que la población acepte sin rechistar juicios
completamente infundados sobre lo que conviene hacer con los bancos, como que
no se les puede dejar caer a pesar de que estén quebrados por su comportamiento
irresponsable, o que hay que darles todo el dinero público que necesiten con
independencia de que luego lo usen en contra de los intereses de la economía
nacional. Nada mejor que mantener a la gente en la ignorancia para poder
convencerla fácilmente de que acepte aquello que en realidad no le conviene
nada.
El poder de
los amos del mundo es enorme. Pero no son omnipotentes, de modo que los
ciudadanos pueden enfrentarse a ese poder e incluso vencerlo. Si la población
se moviliza puede llegar a neutralizar la influencia de tales intereses e
incluso conseguir lo que desea, es decir, mejorar su bienestar económico y
social, a costa de los intereses de los
amos de mundo. Tanto a nivel internacional como nacional existen múltiples
ejemplos de que si una parte significativa de la ciudadanía se lo propone se
pueden mover montañas. Lo estamos viendo ahora, cuando las políticas de
austeridad impuestas por los poderes financieros a los países de la Unión
Europea están siendo cuestionadas por la enorme agitación social existente en
los países que las sufren, en una lucha cuyo final todavía no se ha escrito.
Los amos del mundo (Vicenç Navarro y Juan
Torres López)
1 comentario:
Efectivamente!
Sumir a las personas en la nube del desconocimiento. Darle unos productos de usar y tirar tales como los espectáculos televisivos (el fútbol lo es incluso más que esos talk-shows...) para que no presten atención a las cosas realmente importantes: las que les afectan.
Economía: administrar un bien doméstico, o el bien común. Aprender a valorar los recursos, a darles un valor para su posibilitar su conservación, y a sabérselo dar desde que se tiene uso de razón. A desconfiar de las personas que ofrecen "más por menos" y cosas así.
Las tribus, por ejemplo, Lakota (Sioux), Apaches, Arapahoe sí sabían gestionar sus recursos para poder vivir en paz en la naturaleza y que su semilla se perpetuase.
Que es de lo que se trata.
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