lunes, 31 de mayo de 2010

Neoliberalismo.



“Otro objetivo que es imprescindible alcanzar es adoptar, en el orden económico y social, una política que rompa con el neoliberalismo que nos ha arrastrado a la grave crisis que vivimos.
En lo que se refiere a las realidades económicas y sociales, hay que restablecer unas prioridades que puedan llevar a una defensa mundial contra los ataques de los especuladores y los agitadores.  En todo el mundo se experimenta la necesidad de devolver al trabajo la parte del producto social que le ha quitado el capital y, más sencillamente aún, de restablecer el vínculo entre la función financiera y las funciones de producción, impidiendo al mundo financiero lanzarse de nuevo a la búsqueda exclusiva de su máximo beneficio y desentendiéndose de su papel al servicio de la inversión y el crédito.
Esta nueva etapa de la construcción europea solo tropieza con un obstáculo, pero de una altura que muchos encuentran desesperante: el neoliberalismo, cuyos centros estuvieron y están en Estados Unidos y Reino Unido, le ha quitado toda autoridad a los europeos para dársela a los bancos, cuyo poder sobre las empresas aumenta. Estados Unidos también está sometido a ese capitalismo financiero, pero tiene unidad política y una fuerte confianza en sí mismo, lo que hace de los europeos –y quizá también de Japón- las víctimas más graves de la actual crisis.
¿Cómo los europeos, que inventaron el espíritu de las Luces y la creencia en la razón y en los derechos humanos, podrían aceptar pasivamente lo que corre el riesgo de ser el fin del modelo occidental, es decir, de la asociación del progreso científico y el técnico, la destrucción de los privilegios y el reconocimiento de los derechos fundamentales de cada cuál?”

Estas palabras no han sido escritas por un votante de Izquierda Unida cansado de cómo trata su voto la ley electoral española, ni por un nostálgico comunista. Las ha escrito el sociólogo francés Alain Touraine que, junto a Zygmunt Bauman, ha sido galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2010.
La obtención de un premio no tiene por qué dar ni quitar credibilidad a una opinión –y más si se sabe que este mismo premio ha sido otorgado también al Diario El País, a Luis María Ansón, a Google o a National Geographic , por poner unos ejemplos; pero leyendo la trayectoria profesional de Alain Touraine y sus diversos proyectos y colaboraciones, cree uno que no es un comentario poco meditado.

jueves, 13 de mayo de 2010

Tijeretazo.

-->


Hay algo que me entretiene más que a un gato un ovillo de lana: la justificación para una conducta o vivencia humana. Una de las que más: la realizada a través la resignación.
¿Se ha muerto un familiar? Sí, pero ha sido rápido y no ha sufrido y, además, era muy mayor y ya se sabe, ¡es ley de vida! Trabajo por un sueldo miserable y aguantando al prepotente de turno sí pero, ¡por lo menos tengo trabajo, y no es poco con los tiempos que corren!
Este comentario viene a cuento por el “tijeretazo de Zapatero”; así es como llaman algunos medios de comunicación a las recientes medidas adoptadas para reducir el déficit público español.
En este cursillo acelerado de Corte y Confección, entre otras asignaturas, está la de reducción de 600 millones de euros para la Ayuda Oficial al Desarrollo, -ya sabemos quién va a suspender-.
“España no alcanzará la meta del 0,7 en ayuda al desarrollo para el 2012” transmite Europa Press.
 "Esta crisis económica indudablemente hace reprogramar el calendario", reconoció la secretaria de Estado de Cooperación Internacional, Soraya Rodríguez.
Justifiquemos: La ayuda al desarrollo suponía el 0,23 por ciento de la Renta Nacional Bruta (RNB) cuando Zapatero llegó a La Moncloa en 2004, "un 0,23 por ciento que se mantuvo intacto durante los ocho años anteriores de Gobierno del Partido Popular, años de crecimiento económico, de milagros económicos, según algunos", indicó Rodríguez.
Continuemos justificando: La política de cooperación de Zapatero, insistió, ha permitido que en 2009 la AOD española esté en el 0,47 de la RNB, situando a este país "por encima de la media de la UE", del 0,42, y como sexto donante de la comunidad internacional.
Y el colmo de la justificación: “España no redujo su presupuesto para AOD en 2009, mientras que otro gran donante como Alemania registró una disminución del 12 por ciento”.
No tiene uno porque dudar de estas cifras y tampoco de la buena voluntad de los socialistas para intentar conseguir ese nivel de ayuda (7 euros por cada mil ingresados) pero, cuando había una economía creciente ¿qué excusa se ponía para no alcanzarla?
No lo dicen los políticos gobernantes de turno pero fíjate que a mí me apetece decirlo, probablemente porque no tengo intención inmediata de comparecer ante las urnas: ¡A la mayoría de los votantes le trae sin cuidado la ayuda que no sea para sí mismo!
Resignémonos y, poco a poco, volveremos a las cavernas. Los posibles receptores de la Ayuda Oficial al Desarrollo, ya lo están.