viernes, 27 de mayo de 2011

¡Cuidado policías, van armados!



Foto: Bárbara Boyero (Periódico Diagonal)

Visca el Barça

http://www.youtube.com/watch?v=Geg_6Xoy04s&feature=player_embedded

Ésta es la brutal carga policial de los Mossos d'Esquadra contra los acampados en la Plaza de Cataluña de Barcelona esta mañana para desalojarlos de la zona y hacer limpieza, por orden del Gobierno catalán en acuerdo con el Ayuntamiento de la capital condal. Ni siquiera la presencia de las cámaras ha disuadido a los Mossos de emplear una violencia innecesaria, excesiva y atroz.
Como ciudadano, me he sentido agredido, violentado e indignado viendo una carga policial tan salvaje e injustificada. Injustificada, sí: no encuentro razones para justificar que una fuerza policial emplee estos medios bestiales en una llamada “democracia” contra gente cuya única arma son las palmas de las manos levantadas o su cuerpo tirado en el suelo. No encuentro justificación para explicar por qué un policía golpea con la punta de su porra en la boca del estómago a un joven que trata de pedirle calma y respeto levantando las manos en alto y a pecho descubierto. Ni encuentro justificación y sí irresponsabilidad en una fuerza policial que golpea en la cabeza con un objeto tan contundente y lesivo como una porra.
También es irresponsable que la autoridad política que había ordenado la operación no haya dado orden estricta de no utilizar estos métodos de terror y violencia. La operación había sido encargada por el Gobierno catalán que había pedido a la policía local que limpiara la zona de la acampada de cualquier objeto contundente que pudiera ser peligroso en la posible celebración mañana de la victoria en la Champions del Fútbol Club Barcelona.
Eso debería haber incluido a policías agresivos: los Mossos deberían haberse desalojado y agredido a sí mismos con sus porras por haber utilizado objetos contundentes de forma peligrosa. Así habrían cumplido estrictamente con la orden gubernativa. Y el Gobierno catalán debería tener claro que un ser humano sentado en el suelo y con las palmas en alto no es un objeto contundente al que limpiar, es un sujeto que tiene unos derechos fundamentales, entre los que se encuentra el respeto a su integridad física. A la gente no se la limpia a golpes como si esto fuera Kosovo. Insistían los Mossos durante la carga en que no era un desalojo. Viendo las imágenes, realmente no era un desalojo, era un desahogo: se estaban desahogando con los agredidos. Se habrán quedado a gusto dejando un balance de 40 heridos leves (por sólo uno policial).
El portavoz del gobierno de Cataluña, Francesc Homs, ha explicado las razones de la operación: "Tenemos que garantizar como Gobierno que las cosas se hagan de manera normal" y ha resaltado que cree que la sociedad tiene que poder expresarse como crea oportuno. Es preocupante que el gobierno catalán crea que uno se puede expresar oportunamente mientras le dan golpes. Deberían probar a hacerlo en el Parlament: que los Mossos le den con la porra a los parlamentarios cuando cojan el turno de palabra. A lo mejor entonces nos parece que las cosas se están haciendo de “manera normal”.
Además, el portavoz ha justificado la operación policial, que han acordado con el Ayuntamiento, porque la situación "aconsejaba que entrara la brigada" por una cuestión de salubridad. Pues que el gobierno y los Mossos vigilen la suya propia, la mental, porque si eres capaz de justificar una carga de este tipo o llevarla a cabo, es que deberías ser limpiado del sistema por objeto contundente y peligroso.

Carne cruda (Programa de Radio 3)

jueves, 26 de mayo de 2011

Reacciona V



Nos jugamos mucho. Por fortuna el español no es un pueblo pusilánime, de esos que necesitan un terremoto para salir a las calles y mostrar sus sentimientos. En julio de 2010, sin ir más lejos, cientos, miles de españoles abandonaron la seguridad y las comodidades del hogar y tomaron de manera pacífica pero ruidosa y apasionada los lugares comunes de sus ciudades. La muchedumbre, excitada, se movía como una sola persona, coreando los mismos himnos, gritando similares consignas, navegando en una única dirección. El motivo no era mostrar el desencanto social ni protestar por la crisis económica, la corrupción, la mediocridad política o el abandono de la sanidad pública. La selección española de fútbol ganó su primer campeonato del mundo y los españoles no pudieron resistirse y mostraron su júbilo de manera tan apasionada como coordinada.
                ¿Quién dijo que en nuestro horizonte moral lo único que se veía era individualismo? El aislamiento, cada vez más vinculado con la desigualdad, es debilidad: un pueblo ignorante, dividido y pusilánime está en manos del poder. Sin valores colectivos carecemos de futuro. La fragmentación de la vida social, el deterioro de la economía, la destrucción de lo público, la voracidad de los mercados, la hipocresía de los políticos, la inoperancia de los gestores, la falta de oportunidades, la especulación inmobiliaria, la destrucción del medio ambiente, los casi cinco millones de parados… Son problemas ajenos. Los españoles no parecemos sentirnos personalmente implicados con la realidad económica, política y social. Toleramos el fracaso del sistema. Vivimos la modorra de la prosperidad, del aburguesamiento. Aceptamos la ineficacia de nuestros representantes, la torpeza de la administración, la pérdida de los derechos laborales, de la calidad de vida. Apostamos por el individualismo, el sálvese quien pueda, y consideramos la solidaridad una debilidad, quizá el último recurso. Protestar no está en nuestro código genético.
                ¿Queremos sobrevivir? Si pretendemos hacerlo en un mundo más justo, el futuro pasa por resucitar la cultura. La cultura se construye a través de la educación. Y la educación es altruismo: compartir conocimientos. El sacrificio personal y desinteresado por el beneficio ajeno.
                El poder económico y político quiere un pueblo individualista, insolidario, anestesiado. Toca a rebato. Unamos las fuerzas, confiemos en nuestros vecinos, alimentemos la cólera social, levantemos la voz. ¡Reaccionemos!
                Y no olvidemos que luchar por la cultura es luchar por el conocimiento, por la dignidad, por la igualdad.


Javier Pérez de Albéniz (Reacciona)

jueves, 19 de mayo de 2011

Tertulianos y Cristina en Radio Nacional.

http://www.youtube.com/watch?v=3yQxixRBCls&feature=player_detailpage

Reacciona IV



Las autoridades y los financieros mintieron antes de la crisis cuando afirmaban que los mercados serían capaces por sí solos de hacer frente a cualquier riesgo financiero. Mintieron las agencias de calificación al calificar como buenas las hipotecas basura que difundían sus clientes. Mienten los líderes políticos y los economistas que trabajan financiados por la banca y las grandes empresas cuando dicen que hay que privatizar las cajas de ahorros para salvarlas, cuando han sido los bancos privados los causantes de la crisis y lo que hay que hacer, por el contrario, es disponer de una banca pública que no reproduzca sus irresponsabilidades. Mienten los que no han acertado nunca haciendo previsiones ni adelantándose a la crisis y ahora nos dicen que saben lo que pasará con las pensiones dentro de cincuenta años o lo que hay que hacer para salir de ella. Mienten sin parar.
         Pero no han sido sólo los poderosos los que han engañado. Se han engañado también a sí mismas todas las personas que permanecen impasibles frente a tanta mentira creyendo que sólo se trata de un incidente, de una mala noche en una mala posada, del que nos sacarán los gobiernos como lo han hecho en otras ocasiones porque, al fin y al cabo, nunca pasa nada y siempre se termina volviendo a vivir como antes. Pueden cerrar los ojos y seguir engañándose pensando que a ellas no les va a afectar o que sus problemas se solucionarán pronto. Pero más les vale ser realistas y darse cuenta de que tienen que reaccionar porque lo que ocurre es que se nos está viniendo encima el edificio que ingenuamente creímos que era confortable y seguro. Vienen a por todos nosotros y no van a parar hasta que lo tengan todo si no le hacemos frente.
Las mentiras y el fraude están claros así que lo que conviene hacer también lo está: dar la vuelta a lo que nos vienen diciendo. Es decir, frenar el poder político de la banca impidiendo que acumule privilegios económicos y que se adueñe de medios de comunicación y de universidades. Hay que poner firmes a los banqueros y someterlos al poder representativo, es urgente someter las finanzas a la voluntad ciudadana y a las necesidades sociales, primar la creación sostenible de riqueza tasando las transacciones financieras y controlando los movimientos especulativos del capital, imponer principios imperativos de justicia fiscal global y someter todas las decisiones económicas al debate social auténticamente democrático y participativo. Hemos de reclamar que se investigue el comportamiento y la responsabilidad de los banqueros que produjeron la crisis y que engañaron a miles de clientes y el de las autoridades, como el mencionado Caruana, que ocultaron lo que se gestaba y permitieron que la economía se viniera abajo para que los bancos y las grandes empresas siguieran saliendo a flote. Hay que impedir que miles de familias sigan perdiendo sus casas y sus patrimonios por la avaricia y los engaños de la banca y hay que salir a la calle a reclamar justicia y poner fin a tanta mentira.
          Aún está usted a tiempo. ¡No se deje engañar más y reaccione de una vez!


Juan Torres López (Reacciona)

miércoles, 18 de mayo de 2011

Reacciona III



Y a los miembros más veteranos de esta sociedad del siglo XXI les pido y casi les exijo que dejen de estar mediatizados por el miedo, la timidez, la trivialidad de los compromisos sociales, por las falsedades religiosas, por las actitudes pasivas que nos asemejan a una especie de avestruz humana que esconde la cabeza debajo del forro de la chaqueta y que se tapa los oídos y los ojos para no vivir lo que ocurre ante nuestros ojos, siguiendo el lema de “ver, oír y callar”.
                Este ejemplo es nefasto para las generaciones más jóvenes. Si hemos contribuido a crear espacios en los que la responsabilidad y el compromiso son inexistentes y a que las expectativas de futuro sean más bien escasas, pongámonos las pilas y hagamos algo para corregirlo y resucitar el interés por lo público, por lo social y por lo político.
                Me dan igual la profesión o el empleo del sujeto, pero siempre existirán categorías de personas: unos, los que sobreviven; otros, los que viven del esfuerzo de los demás; otros, los que se esfuerzan, y por último aquellos que simplemente son espectadores. Con ser malos los que se aprovechan de los demás, estos últimos (los espectadores) son los más perversos porque para ellos todo acontece como en una película. Pagan su entrada y ello les da derecho a un sitio preferente para disfrutar del espectáculo y criticarlo, pero sin participar en él; cuando termina la representación, se marchan a su casa en su cómodo vehículo y continúan viviendo en el magma amorfo y vacío de una prosperidad diseñada por hábiles manos que todo lo vuelven, que todo lo saben y que todo lo controlan.
                Por desgracia en el mundo occidental actual hay demasiados espectadores y pocos protagonistas. Vivimos en una sociedad epidérmica preñada de superficialidad en la que a quienes se comprometen y pelean por mejorar y cambiar las cosas se los persigue y aniquila.

Baltasar Garzón (Reacciona).

domingo, 15 de mayo de 2011

Reacciona II


Cada ser humano único, capaz de pensar, de imaginar, de crear. Ésta es la esperanza común y por ello debemos enfrentarnos al fatalismo, al sentimiento de lo inexorable, de lo ineluctable, convencidos de que el futuro debe inventarse, de que el porvenir está por hacer. El pasado ya está escrito y debe describirse de forma fidedigna. Pero tenemos que actuar resueltamente en este sentido: la gran tarea ética de las generaciones presentes es escribir el mañana con otros trazos, con otros signos, en otro lenguaje.

Federico Mayor Zaragoza (Reacciona)

jueves, 12 de mayo de 2011

Bajo la alfombra.


En conclusión: debajo de la alfombra aparece un suelo corroído que no va a mejorar remendando el tejido para taparlo mejor. Occidente puede correr la misma suerte de otros imperios extinguidos, dejando un vacío bajo la palabra Europa.
                Pero la Historia no admite vacíos: imparable la Vida los llena. Todo ocaso ofrece una ocasión. Así aprovechó Carlomagno el de Roma bajo los bárbaros y erigió su imperio, semillero de Europa. Ha llegado el tiempo del cambio, de un cambio que va más allá de la restauración del Estado del Bienestar en retroceso y de la defensa de los derechos conseguidos por nuestros antecesores. El sistema reclama un cambio profundo que los jóvenes entienden y deberán acometer mejor que los mayores atrapados aún en el pasado.
                Este ocaso es el momento de la acción entre todos porque otro mundo no sólo es posible, es seguro. Si mejor o peor, dependerá de nuestra reacción. Mi mensaje a los jóvenes es que ha llegado el momento de cambiar el rumbo de la nave. Aunque sus líderes sigan en el puesto de mando y al timón, aunque desde allí sigan dando órdenes anacrónicas, los jóvenes puestos al remo pueden dirigir la nave. Sólo necesitan unirse y acordar que a una banda boguen hacia delante mientras en la otra cíen hacia atrás y el barco girará en redondo, poniendo proa hacia un desarrollo humano.

José Luis Sampedro (Reacciona).

El Saler.


miércoles, 4 de mayo de 2011

La Albufera.



"En el agua muerta, de una brillantez de estaño, permanecía la barca-correo: un gran ataúd cargado de personas y paquetes, con la borda casi a flor de agua".

 Cañas y barro (Vicente Blasco Ibáñez).