viernes, 19 de octubre de 2007

Trece personas asistimos a una interesante conferencia impartida por D. Jesús Núñez (miembro del Comité Español de la UNRWA) sobre la situación de los refugiados palestinos. En el Centro Joaquín Roncal en Zaragoza. Es un asunto viejo y ya no atrae la atención.
En muchas conferencias o charlas que tratan sobre la situación de los más desfavorecidos, las personas encargadas de exponer el tema, cuando terminan, dejan una esperanza para alguna solución, para algún cambio. Un cierto optimismo, una puerta abierta. Algo así como ¡vamos a ver si poco a poco…!
“No hay una ventana de oportunidad para conseguir solucionar la situación de los refugiados palestinos”, dijo el conferenciante.
A estas alturas a uno le queda poco hueco para que se introduzca aunque sea una poca ingenuidad o autoengaño para ir tirando. Rara vez se consigue. El día de ayer cerró un poco más ese hueco.

jueves, 18 de octubre de 2007

En un alarde tan reflexivo como escaso en resultados, me planteé unas preguntas cuando pensé en tener un blog propio.
La primera era: Al ser mi fama tan escasa como efímera ¿a quién va a interesar lo que yo ponga en ese panel virtual que se convierte en real cuando alguien lo lee?
La segunda fue: Una vez que me decido a tener mi propio blog ¿a quién le digo que ya dispongo de un reddiario en el que puede enterarse y después opinar si quiere, sobre mis andanzas, intuyo, rutinarias? ¿a quién castigo con esa información privilegiada?
Y la tercera: Dado que mi afán de notoriedad es tan elevado como el sueldo de los currantes ¿a quién dirijo mis escritos tan llenos de buena literatura? ¿a las personas avisadas? ¿a las personas que llegan, por casualidad o por vinculación informática, al blog? o, en el colmo del engreísmo y la pedantería, ¿acaso lo que escriba tendrá como destinatario a mi mismo?
Y como estaba en ese día que me tocaba pensar, me dije ¡Qué más da las respuestas! Lo hago por la influencia de verde menta (http://verdementa.blogspot.com/).
Ala, mucha reflexión y mucho pensar para luego sacudirme la responsabilidad y endosársela a otra persona.
Y es que pensar tiene estos riesgos.