jueves, 18 de octubre de 2007

En un alarde tan reflexivo como escaso en resultados, me planteé unas preguntas cuando pensé en tener un blog propio.
La primera era: Al ser mi fama tan escasa como efímera ¿a quién va a interesar lo que yo ponga en ese panel virtual que se convierte en real cuando alguien lo lee?
La segunda fue: Una vez que me decido a tener mi propio blog ¿a quién le digo que ya dispongo de un reddiario en el que puede enterarse y después opinar si quiere, sobre mis andanzas, intuyo, rutinarias? ¿a quién castigo con esa información privilegiada?
Y la tercera: Dado que mi afán de notoriedad es tan elevado como el sueldo de los currantes ¿a quién dirijo mis escritos tan llenos de buena literatura? ¿a las personas avisadas? ¿a las personas que llegan, por casualidad o por vinculación informática, al blog? o, en el colmo del engreísmo y la pedantería, ¿acaso lo que escriba tendrá como destinatario a mi mismo?
Y como estaba en ese día que me tocaba pensar, me dije ¡Qué más da las respuestas! Lo hago por la influencia de verde menta (http://verdementa.blogspot.com/).
Ala, mucha reflexión y mucho pensar para luego sacudirme la responsabilidad y endosársela a otra persona.
Y es que pensar tiene estos riesgos.

1 comentario:

Belia dijo...

Reflexiono sobre la idea: poder leer tus ideas y pensamientos, esos mismos que, cuando estamos de suerte, podemos discutir en persona, disfrutando de la compañía.

Reflexiono sobre el título. El horizonte es mi frontera. Me identifica, me conmueve, me gusta.

Me alegro de ser culpable.

Actualiza el blog a menudo! Siempre he disfrutado de la buena literatura!