sábado, 21 de enero de 2012

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domingo, 15 de enero de 2012

Altavoces transmisores.


En esta época laboral en la que nos encontramos, uno intenta buscar la diversión aun en momentos en los que todo llama al llanto –o al mamporro a diestro y siniestro–.
Mi última diversión consiste en imaginar las justificaciones, de los de siempre, con respecto a las medidas adoptadas en lo que se refiere al recorte de derechos y salario, que los directivos de la empresa en la que trabajo, han tenido a bien realizar.
Les pondré en antecedentes, a ver si ustedes se divierten también:
El pacto laboral se terminó el 31 de diciembre de 2011; los directivos de mi empresa no quieren sentarse a negociar el próximo y, a cambio, ha ofrecido al comité el recorte de derechos, pluses salariales, y demás mejoras sociales adquiridas con el tiempo y que han mejorado, lógicamente, el convenio estatal; el cual aplicará a toda la plantilla si los trabajadores no aceptan dichos recortes. Así como la aplicación íntegra de dicho convenio estatal, a los nuevos contratos.
Esta plantilla ha estado recientemente en huelga. Veinticuatro días fueron necesarios para lograr la readmisión del presidente del comité de empresa despedido.
Las justificaciones de los mandos intermedios y algunos trabajadores para no secundar la huelga fueron de lo más variadas. Voy a vencer la tentación de ponerles algún ejemplo porque, algunas de ellas, llevan directamente a las carcajadas –empleando éstas como recurso y freno a reacciones menos pacíficas-; y les he propuesto diversión, no terapia.
Estos auto-convencidos o auto-engañados, tienen ahora un nuevo reto. ¿Qué recado amplificarán para intentar mitigar el enfado y la movilización? Quizá tengan que mejorar un poco el sonido porque, en esta ocasión, el tema musical es un poco más… variado.
¿Cómo intentarán convencer al personal de que el recorte en la nómina es por nuestro bien?
Divertido será escuchar las excusas y coartadas inventadas para estar quietecicos.
Pensarán ustedes el por qué “cargar las tintas” en estas personas, si cada uno ya somos mayorcitos para actuar como creemos. Pues porque es la clave de la defensa –o un buen ataque, depende como se mire– de los trabajadores con convicciones ante tamaña injusticia.
Ya no vale sino una mayoría prácticamente total de la plantilla para afrontar esta situación.
Si los directivos hacen ganar a la empresa más dinero a consta del sueldo y los derechos de los trabajadores, podrá considerarse poco ético –u otras cosas peores– pero, desde luego, es efectivo para la multinacional.
Transmitir, cual altavoces, las consignas y aceptarlas pese a estar en contra de sus intereses se puede definir de muchas maneras…
No me digan ustedes que no es divertido imaginarlas.