lunes, 4 de junio de 2012

Retroceder


Si se consiente perder derechos sociales y laborales, adquiridos con tanto esfuerzo, se da la razón a los que los quitan. Si fuera por el interés general, habiendo barajado todas las posibilidades y no teniendo otras alternativas, con un esfuerzo verdaderamente compartido y revertiendo posteriormente esos derechos; tendría justificación la merma momentánea de éstos. Pero con el actual sistema social, con las desigualdades creciendo, silenciando y desoyendo a otras alternativas; es inadmisible resignarse y aceptar que se está dispuesto a vivir peor.
Las generaciones actuales son responsables de los derechos de las generaciones futuras. Éstas, mantendrán e intentarán aumentar, el nivel de vida que les llega –como una carrera de relevos, el testigo va pasando y el atleta intenta mejorar lo hecho por su compañero-.
Pensar que cediendo se les beneficia es engañarse a uno mismo. En el futuro pedirán explicaciones y habrá que negárselas o mentirles diciéndoles la inevitabilidad de nuestra pasividad. Serán explicaciones cobardes y, además, inútiles por su poca credibilidad.
Se puede retroceder, pero sólo si las fuerzas fallan tras haber intentado avanzar.

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