<< ¡Qué
absurdas víctimas de deseos contradictorios somos las personas! El hombre que
se ha establecido en un sitio anhela la vida del vagabundo. El hombre que viaja
anhela tener un hogar. ¡Y, aun así, cuán bestial es el conformismo! Todas las
grandes cosas de la vida fueron hechas por gente que no estaba conforme.
La
buena vida tiene tres ingredientes: aprendizaje, satisfacción y deseo. Un
hombre debería aprender sin cesar sobre la marcha; también debería ganarse el
pan para él y los suyos; y debería desear también, desear conocer lo
incognoscible. >>
CHRISTOPHER MORLEY (La librería ambulante)
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