Las autoridades y los financieros mintieron antes de la
crisis cuando afirmaban que los mercados serían capaces por sí solos de hacer
frente a cualquier riesgo financiero. Mintieron las agencias de calificación al
calificar como buenas las hipotecas basura que difundían sus clientes. Mienten
los líderes políticos y los economistas que trabajan financiados por la banca y
las grandes empresas cuando dicen que hay que privatizar las cajas de ahorros
para salvarlas, cuando han sido los bancos privados los causantes de la crisis
y lo que hay que hacer, por el contrario, es disponer de una banca pública que
no reproduzca sus irresponsabilidades. Mienten los que no han acertado nunca
haciendo previsiones ni adelantándose a la crisis y ahora nos dicen que saben
lo que pasará con las pensiones dentro de cincuenta años o lo que hay que hacer
para salir de ella. Mienten sin parar.
Pero no
han sido sólo los poderosos los que han engañado. Se han engañado también a sí
mismas todas las personas que permanecen impasibles frente a tanta mentira
creyendo que sólo se trata de un incidente, de una mala noche en una mala
posada, del que nos sacarán los gobiernos como lo han hecho en otras ocasiones
porque, al fin y al cabo, nunca pasa nada y siempre se termina volviendo a
vivir como antes. Pueden cerrar los ojos y seguir engañándose pensando que a
ellas no les va a afectar o que sus problemas se solucionarán pronto. Pero más
les vale ser realistas y darse cuenta de que tienen que reaccionar porque lo
que ocurre es que se nos está viniendo encima el edificio que ingenuamente
creímos que era confortable y seguro. Vienen a por todos nosotros y no van a
parar hasta que lo tengan todo si no le hacemos frente.
Las mentiras y el fraude están claros así que lo que
conviene hacer también lo está: dar la vuelta a lo que nos vienen diciendo. Es
decir, frenar el poder político de la banca impidiendo que acumule privilegios
económicos y que se adueñe de medios de comunicación y de universidades. Hay
que poner firmes a los banqueros y someterlos al poder representativo, es
urgente someter las finanzas a la voluntad ciudadana y a las necesidades
sociales, primar la creación sostenible de riqueza tasando las transacciones
financieras y controlando los movimientos especulativos del capital, imponer
principios imperativos de justicia fiscal global y someter todas las decisiones
económicas al debate social auténticamente democrático y participativo. Hemos
de reclamar que se investigue el comportamiento y la responsabilidad de los
banqueros que produjeron la crisis y que engañaron a miles de clientes y el de
las autoridades, como el mencionado Caruana, que ocultaron lo que se gestaba y
permitieron que la economía se viniera abajo para que los bancos y las grandes
empresas siguieran saliendo a flote. Hay que impedir que miles de familias
sigan perdiendo sus casas y sus patrimonios por la avaricia y los engaños de la
banca y hay que salir a la calle a reclamar justicia y poner fin a tanta
mentira.
Aún
está usted a tiempo. ¡No se deje engañar más y reaccione de una vez!
Juan Torres López
(Reacciona)
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