domingo, 10 de enero de 2010

Música en el teatro.




“Oua umplute es huevo relleno en rumano. El huevo como símbolo de nacimiento y tradición y relleno… relleno de todo. Piezas musicales de origen ucraniano, húngaro, rumano, judío, ruso, música popular de Brahms, la Czardas de Monti…Es imposible poner marca, sello, origen o identidad común, es de todo y de todos, lo importante no es qué sino cómo. Música llena de pasión por la violencia del contraste; el lento desemperezado y el frenesí del rápido, ningún sentimiento por profundo que sea esta hecho para durar y así lo entiende esta compañía zingarozana.
Un espectáculo a caballo entre un concierto zíngaro y una forma teatral de entender la música, el teatro no nos enmascara en la representación sino que nos invita a mostrarnos, a reconocernos, nos proporciona junto con la espectacularidad del repertorio musical la posibilidad de encontrarnos con el público de cualquier edad, lugar o condición, con un lenguaje común y universal: la música que es sin duda el reflejo de una alma colectiva”.

Con esta información previa acudimos Irene y yo al Principal.
Al final de la actuación, los componentes del grupo de Teatro Che y Moche, se hicieron fotografías con los espectadores colaboradores de su espectáculo.
Si hubiesen fotografiado la cara de nosotros, desde el escenario mientras actuaban, me hubiera gustado que me la enseñaran. En la mía, hubiera reflejado la doble satisfacción, por lo que estaba viendo y por saber que mi hija estaba disfrutando tanto o más que yo.
Cuatro componentes de una familia intentan llevar a cabo el funeral de su abuelo Dimitri. El intento de ceremonia seria, por parte de un nieto, contrasta con la alegría de los otros nietos. Al final la fiesta se impone con la complicidad del público.
Joaquim (el nieto serio, clarinetista y saxofonista), Yuri (el traductor, guitarrista), Eugen (el bromista batería) y Tereza (simpática violinista) nos hicieron pasar un rato inolvidable, con esa combinación de música, teatro y humor.
Kike Lera (actor y músico Alto-aragonés), Joaquín Murillo ( actor-saxofonista conocido en la escena aragonesa), Eugenio Arnao (fundador de un Museo de la Música en Aguarón) y Teresa Polyvka (virtuosa violinista de Lvov, Ucrania) son los actores que fueron capaces de entusiasmarme en un tiempo en el que cada vez es más difícil conseguirlo.
Muchas gracias por ello a los artistas. Y a Irene también; su risa, su complicidad y su capacidad para comprender cualquier novedad, hace que sienta instantes muy satisfactorios.
Esa es la mejor fotografía.

2 comentarios:

Javier dijo...

Y ahora, dime que no es amor de padre!

Juan Carlos Ruesca Hernández dijo...

Es amor objetivo. Si es que eso existe.