lunes, 6 de abril de 2009

Gasto social


Como estamos en un espacio de confianza y nadie me obliga a poner o a no poner lo que quiera, cedo a la tentación de ocultar cierta información que podría ser dañina para mis intereses vanidosos.

Así pues, privilegiados seguidores de este blog sin control (y sin otras cosas que le harían más atractivo, la verdad) voy a salir del armario intelectual diciéndoles: ¡En octavo de E.G.B suspendí matemáticas!

Ala, que tranquilo se queda uno cuando se libera del peso de la ocultación y el disimulo. He de informar enseguida que, con la ayuda veraniega del compañero más inteligente de la clase, aprobé con notable la temida asignatura. Y en el título está impresa dicha nota como resultado final del ciclo formativo. En el mundo se perpetran todo tipo de injusticias.

Posteriormente continué con unos estudios más acordes con mi capacidad, que excluyeran en lo posible a las matemáticas. Llegué incluso a conseguir el título de FP1 rama agraria.

Y esta falta de comprensión matemática es un lastre que uno lleva toda su vida, una rémora. Y eso que soy consciente de que las matemáticas transcienden lo racional y pueden ser hasta “filosóficas” (para comprobarlo basta con leer el libro La soledad de los números primos de Paolo Giordano).

Con estos antecedentes, la interpretación de los datos del gráfico de arriba los dejo, por ejemplo, para los agentes sociales.

Yo haría una interpretación errónea porque, como ya habrán deducido del comentario anterior, “soy de letras”.


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