domingo, 8 de febrero de 2015

Consecuencias

La reducción del 70%, para la partida de ayuda oficial al desarrollo (AOD), supone millones de personas desatendidas y la degradación de la credibilidad que España tenía en el exterior como país comprometido. Para que se hagan una idea: del 0,5% del año 2009 hemos pasado al 0,17% en 2014; con este recorte se ha dejado de atender a 7 de cada 10 personas; la aspiración cooperante internacional es llegar a 70 céntimos por cada 100 euros (el ansiado 0,7%), España aporta en la actualidad 17 céntimos por cada 100 euros. *
Muchos ciudadanos creen en la idea extendida de que cuanto menos se destine a la ayuda al desarrollo de países pobres más llegará para paliar la pobreza local: “¡Aquí también hay pobreza, primero los de aquí!”.  Sin entrar a valorar el grado de humanidad de los que así piensan -el ser humano es eso, humano allí donde esté-, hay argumentos que desmontan tal idea. La partida para la ayuda exterior es minúscula (1 euro al año le supone a cada aragonés, por ejemplo).* * Y, aunque el aragonés no lo aporte, este euro no va a partidas sociales (de hecho, éstas también se han recortado). Se emplea para pagar intereses de la deuda y para otros puntos presupuestarios como, por ejemplo, el de defensa (el gasto militar para este año nos supondrá a los españoles 502 euros por habitante). ***
Se podría seguir dando cifras pero quizá sea mejor apelar al interés propio y al espíritu de supervivencia.  Consentir la desigualdad es alentar la violencia. No se puede pretender tener seguridad si se tiene como prioridad ganar dinero a consta de los demás. Existe una relación entre la riqueza de unos cuantos y la pobreza de millones. Y unas consecuencias.


Publicada en el diario Heraldo de Aragón (8-2-15)

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