jueves, 15 de julio de 2010

Huelga light.



"Yo lo que digo es que son 30 años de democracia, y no hemos hecho todavía una ley de huelga, lo que quiere decir que los representantes legítimos de una serie de trabajadores con poder de colapsar ciudades siguen pudiendo tomar como rehenes a los 6,4 millones de ciudadanos, y eso no es propio de un país democrático".
Esperanza Aguirre, valiente como siempre, recordó lo anterior en una rueda de prensa, demostrando con ello que está al servicio de todos los habitantes de la Comunidad de Madrid.
No sé si demostraría tanta valentía si perteneciese a la clase “delictiva” compuesta por los trabajadores de Metro.
O sea, si los representantes sindicales optan por plantear (plantear no es imponer) una medida de presión tan querida por todos los trabajadores, (dejar de percibir 100 euros al día es de lo más placentero) no es propio de un país democrático y, si tragan con la ruptura de un convenio pactado, se les acusa (por parte de los propios trabajadores) de “vendidos”.
Se dirá que es por negarse a cumplir los servicios mínimos por lo que se les acusa de chantajistas, nada más y nada menos. Pero no desviemos la mirada, consiste en seguir anestesiadicos y quieticos. Nos hagan lo que nos hagan.
Convocar una huelga que no se note, que no moleste, que pase desapercibida, de eso se trata.
Hay que hacer una ley de huelga para hacer desaparecer el derecho a la huelga.

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