domingo, 9 de octubre de 2011

Sufrido.


Durante veinticuatro días, él ha centrado su energía en la resolución de un conflicto laboral.
Los correos recibidos en su ordenador, si no tenían que ver con ello, los aparcaba y se centraba en los que sí tenían que ver con el problema.
Todo giraba alrededor de la situación anómala (derecho a la huelga parece ser sinónimo de “enfermedad social-laboral”) -merecería una reflexión el por qué cuando un trabajador ejerce un derecho democrático, se siente amenazado y tiene miedo-. Otro trocico de democracia pisoteado y asumido como inevitable. Van tantos que, al final, nos vamos a quedar sin tarta.
Pero, una vez terminada y conseguida la reivindicación, había que leer y prestar atención a los correos.
El pos-huelguista abrió otros que reflejaban otra realidad.
Ser socio de seis ONGS tiene alguna ventaja añadida –y no es la de lavar conciencia alguna-. Nunca le falta material para leer.
A los boletines vía correo ordinario, se le añaden los correos electrónicos. Información ésta, más rápida y actualizada:
MÉDICO SIN FRONTERAS: Chagas: miles de enfermos se quedan sin tratamiento; SAVE the CHILDREN: Se llama Anita y es una víctima de explotación sexual; ACNUR: Somalia: Combates amenazan a los refugiados y causan nuevos desplazamientos; PLAN: ¡Ayuda a los afectados por la sequía en África!; AMNISTÍA INTERNACIONAL: España: ¡No más derechos a la intemperie!; UNICEF: La sequía no perdona a nadie, eran los titulares que avisaban de una información, más bien, con poco humor.
Una vez leída la tragedia de esos seres que las circunstancias han puesto en un camino no querido e injusto; el internauta se preguntó: “¿Cómo puedo pretender mejorar mis condiciones laborales sabedor de tanta desgracia e injusticia? Al lado de esa miseria ¿no es, sino un privilegio vivir como vivo?
Hizo un alto en el camino de las divagaciones y preguntas y se puso a leer un libro de poemas de Benedetti. Cuando no tiene respuestas, los libros le ayudan a aumentar considerablemente las preguntas. ¡Son tan aburridas las certezas!
Ayudado por la lectura sosegada del bueno de don Mario, el lector se hizo estas preguntas: La ausencia de esas pretensiones de mejora ¿acaso ayudaría a los más necesitados? ¿No es sino desde una posición mejor, la única manera de conseguir erradicar la injusticia?
Pero, para ello, hace falta empatía de la ciudadanía para empujar a la clase política a que lo haga ¿no? Terminó su sesión de preguntas el pos-huelguista, internauta y lector.
Y es que él, aun siendo consciente de las diferencias y comparaciones, se considera un sufrido.

VOZ DE UN SUFRIDO

Por fin vamos armando la conciencia
de que somos un haz de derrotados
unos con su mochila de infortunios
otros con su muestrario de fracasos

los poderosos cumplen su faena
la carga del dinero los ahoga
la desgracia que siembran no los calma
son patriarcas del hambre contagiosa

no mienten con sus féretros de lujo
su resguardo de muerte no es distinto
del de los niños pobres / en el hoyo
hay esqueletos y hay esqueletitos

la derrota nos hace mayoría
que acusa desde abajo a los del puente
tan sólo nos mantiene la esperanza
de reventarlos o de que revienten

                                                                                                            Mario Benedetti.

2 comentarios:

Alberto dijo...

Es cierto que puede dar vergüenza luchar por unos derechos, que parecen convertirse en privilegios al mirar hacia esas personas tan desfavorecidas. Pero la gente que siempre piensa en la suerte que tiene comparandose con ellos, tambien debemos saber, que cuanto más nos quiten a nosotros, menos les llegará a ellos. Al luchar por nosotros y defender nuestros derechos, estamos peleando tambien por las clases sociales más bajas.

Un saludo Carlos.

Juan Carlos Ruesca Hernández dijo...

Eso creo yo. Todo avance se basa en una referencia.
Saludos.