lunes, 3 de febrero de 2020

El tablero



Una jardinera colgó en las redes una fotografía de un peón empujando al rey en un tablero de ajedrez como alegoría de que el más débil va a vencer al más fuerte en la actual huelga de la plantilla de Parques y Jardines de Zaragoza.  Está bien infundirse ánimos mutuamente ante conflictos que tanto desgastan a los trabajadores. Quizá en esta ocasión consigan, al menos, mejorar sus reivindicaciones.
El fuerte, hasta ahora, siempre ha ganado. En todos los años que lleva la empresa actual prestando el servicio del mantenimiento de los parques y jardines de Zaragoza, no ha concedido ni un céntimo a los trabajadores ni una mejora en el servicio. Y solo por la resistencia de la plantilla no se han visto mermados todavía más sus sueldos y condiciones laborales. Recuerden la bajada del 21%, que se quedó en el 5% después de una huelga de un mes, y ahora dos años sin convenio y sin incremento, si quiera, del IPC; llevando, como protesta por ello, quince días de huelga.
Señores y señoras contribuyentes, sepan ustedes que, mientras tanto y en todos estos años, la empresa intermediaria del servicio no ha dejado de ganar dinero. Y ahora, que está en reconocimiento de obligaciones, todavía más. Todo legal, se supone. Pero quizá ese beneficio debería revertir en la ciudad de alguna manera: mejora del servicio, acceso de la mujer al trabajo, reinserción laboral, etc. Y no, únicamente, a engrosar los beneficios globales de la compañía.
Cuando una empresa hace alegaciones a una adjudicación, por no conseguir el contrato, será que le interesa seguir realizando el servicio. Está en su derecho, por supuesto. Como también está en su derecho el trabajador a reclamar lo que es suyo.
Al fuerte no le hace falta ayuda, pero oye, si le llega tampoco le viene mal, menos energía gasta para conseguir sus objetivos. Ahí están los poderes públicos, los cuales tienen que velar por el bien de todos los ciudadanos, incluyendo a los trabajadores de las contratas que también pagan sus impuestos, prestando esa ayudica a la empresa. Costándole más al débil salir del conflicto. El por qué el débil no es el fuerte, pudiendo serlo, también debería ser motivo de reflexión.
 Si se ponen trabas al avance de los peones mediante su división, éstos no podrán ni siquiera intentar tambalear al rey. Y en esa están los Jardineros en Lucha; jugando la partida honestamente respetando las reglas del juego pese a las intenciones del Ayuntamiento de cambiar el tablero.

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