Una jardinera colgó en las redes una
fotografía de un peón empujando al rey en un tablero de ajedrez como alegoría
de que el más débil va a vencer al más fuerte en la actual huelga de la
plantilla de Parques y Jardines de Zaragoza.
Está bien infundirse ánimos mutuamente ante conflictos que tanto
desgastan a los trabajadores. Quizá en esta ocasión consigan, al menos, mejorar
sus reivindicaciones.
El fuerte, hasta ahora, siempre ha
ganado. En todos los años que lleva la empresa actual prestando el servicio del
mantenimiento de los parques y jardines de Zaragoza, no ha concedido ni un céntimo
a los trabajadores ni una mejora en el servicio. Y solo por la resistencia de
la plantilla no se han visto mermados todavía más sus sueldos y condiciones
laborales. Recuerden la bajada del 21%, que se quedó en el 5% después de una
huelga de un mes, y ahora dos años sin convenio y sin incremento, si quiera,
del IPC; llevando, como protesta por ello, quince días de huelga.
Señores y señoras contribuyentes,
sepan ustedes que, mientras tanto y en todos estos años, la empresa
intermediaria del servicio no ha dejado de ganar dinero. Y ahora, que está en
reconocimiento de obligaciones, todavía más. Todo legal, se supone. Pero quizá
ese beneficio debería revertir en la ciudad de alguna manera: mejora del
servicio, acceso de la mujer al trabajo, reinserción laboral, etc. Y no,
únicamente, a engrosar los beneficios globales de la compañía.
Cuando una empresa hace alegaciones a
una adjudicación, por no conseguir el contrato, será que le interesa seguir
realizando el servicio. Está en su derecho, por supuesto. Como también está en
su derecho el trabajador a reclamar lo que es suyo.
Al fuerte no le hace falta ayuda,
pero oye, si le llega tampoco le viene mal, menos energía gasta para conseguir
sus objetivos. Ahí están los poderes públicos, los cuales tienen que velar por
el bien de todos los ciudadanos, incluyendo a los trabajadores de las contratas
que también pagan sus impuestos, prestando esa ayudica a la empresa. Costándole
más al débil salir del conflicto. El por qué el débil no es el fuerte, pudiendo
serlo, también debería ser motivo de reflexión.
Si se ponen trabas al avance de los peones
mediante su división, éstos no podrán ni siquiera intentar tambalear al rey. Y
en esa están los Jardineros en Lucha; jugando la partida honestamente
respetando las reglas del juego pese a las intenciones del Ayuntamiento de
cambiar el tablero.
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