Los Servicios
Sociales son el paraguas del Estado de Bienestar para dar protección a las
personas mas vulnerables. Gestionan servicios y prestaciones para cubrir las
necesidades básicas de los ciudadanos. Siempre, pero especialmente en épocas de
crisis, resultan fundamentales para
evitar que un mayor número de familias se deslicen hacia la pobreza y la
marginalidad social.
Con la crisis
la demanda de ayuda ha aumentando, sin que se hayan tomado medidas para
reforzar los servicios, por el contrario se recortan recursos. Los Centros están colapsados, son incapaces
de atender la creciente demanda de personas que acuden en busca de apoyo para
poder alimentar a su familia o pagar el alquiler. Las listas de espera aumentan, los tiempos
para ser atendido o cobrar prestaciones se alargan, las condiciones para su acceso se endurecen.
¿De qué sirven las
Leyes y normativas de protección social, si la ayuda no llega cuando hacen
falta? Estos ciudadanos también tienen
derechos. Están en situaciones de
extrema precariedad, si no se
les da respuesta rápida y efectiva
generarán importantes bolsas de
exclusión social.
Si hablamos de
justicia social, esto hoy, es inaceptable.
Los recursos existen, 7.551 millones de euros ha dedicado el Estado al
saneamiento de los bancos. Los beneficios de las empresas del Ibex 35 siguen
creciendo, también las ganancias de las
firmas de lujo y mas 244000 millones se
podrían conseguir según los técnicos de Hacienda combatiendo el fraude fiscal y
la economía sumergida.
Dinero hay. En la
forma en la que se reparte está la
clave. Dedicar más dinero a los que más lo necesitan es básico. No podemos
dejar en la cuneta a miles de familias, cada vez más empobrecidas, cada vez más
vulnerables. Los sistemas de protección hoy más que nunca son necesarios y
deben funcionar, dando una respuesta adecuada
que permita vivir dignamente a
las personas.
Mercedes
Lafuente Gracia (Carta publicada en El País)
2 comentarios:
Tan solo querían decir, que me alegro de que personas como Mercedes, intenten hacer ver a los implacables políticos, la cruel realidad de los que de verdad sufren la crisis. Gracias Mercedes.
Para llamar a un sistema democrático, debe evitarse la entrada a la exclusión de los más apurados. Y hay contribuye la buena de Mercedes.
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