LA IRONÍA DE LOS
HUELGUISTAS
Señores directivos, ustedes tienen
una responsabilidad poco valorada. Les
odian y les critican porque no entienden su trabajo. ¿Qué sería de la compañía,
en la cual ellos también trabajan, sin su talante negociador? ¿Comprenden estos
huelguistas lo que le cuesta mantener a la empresa su ínfimo beneficio? ¿Son capaces
de tener algo de empatía? ¿Creerán fácil gestionar, por una parte, lo que se
recibe del ayuntamiento, en estos años el 40% más por estar la contrata vencida
y, por otra, con el pago de unas nóminas tipo ejecutivo? Es duro ser
incomprendido y más cuando se intenta, por todos los medios legales y morales,
que doscientos cincuenta trabajadores dejen de sufrir los efectos de una huelga.
Ustedes intentan convencerles y cambiar, por su bien, su actitud y los muy
desagradecidos no les hacen caso. Estos
jardineros sabrán de cortar el césped y podar árboles, pero en cuanto a las
cuentas y balances contables deberían dejar a los profesionales como ustedes. ¡Qué
sabrán ellos de IPC, poder adquisitivo y demás términos económicos! Jardinero a
tus jardines.
Son ambiciosas estas jardineras de
Zaragoza. No contentas con tener un trabajo,
tienen la utópica pretensión de mejorar sus condiciones laborales y sus
altísimos salarios. ¿Tendrá constancia alguna vez la ciudadanía de sus
privilegios? Y ustedes intentan a través de los medios de comunicación mostrarlo,
pero esos medios hacen mucho más caso a la clase trabajadora. ¡Qué impotencia
deben sentir!
Ustedes van con mucha prisa para que doscientas
cincuenta familias no tengan la incertidumbre de hasta dónde pueden estirar sus
fabulosas reservas bancarias. Intentan, por todos medios conciliadores, evitar
la disminución de sus cuentas en paraísos fiscales. Son veintiséis días de
huelga absurdos que podrían acabarse si aceptasen sus generosas ofertas.
No hagan caso a El Roto cuando escribió
en una viñeta: Los españoles nos entendemos gracias a la incomprensión. Con los Jardineros en Lucha, y además armados
con sus chalecos amarillos y trompetillas, no hay manera de entenderse. ¡Acepten
sus pretensiones y que se fastidien! No son capaces de reconocer lo más
conveniente para ellos. Pero para el próximo convenio que no cuenten con su
inestimable sabiduría y, sobre todo, con su comprensión.
La ironía es un arma de doble filo,
si no se conoce al que la emplea se le puede volver en su contra. Es una falta de
respeto no acudir a negociar cuando unos trabajadores están de huelga con el
propósito de mejorar sus condiciones laborales y mejorar el servicio. Ellos no
están por placer recorriendo las calles para hacerse oír. Es legítimo y legal.
Y tienen, como único objetivo, volver cuanto antes a su trabajo. Ven, señores
directivos, este párrafo no tiene nada de ironía. Jardineros en Lucha también
la emplean como herramienta reivindicativa. Es lo que tiene la inteligencia.
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