Esta carta ha sido publicada en el Heraldo de Aragón (dos días consecutivos, el segundo por rectificación del periódico al haber cortado un párrafo el día anterior), en el diario El País y en Público.
LA
SALIDA DE
LA CRISIS
Podemos
dormir tranquilos. El gobierno y la élite empresarial están unidos, arrimando
el hombro, para salir de la crisis. No les va a temblar el pulso en tomar las
medidas necesarias.
Parece
ser que, después de la reforma laboral y de las pensiones y el recorte del
gasto público, hay que profundizar en los “ajustes” de la negociación colectiva
y en la austeridad del salario de los trabajadores.
Estoy
convencido que tendrán en cuenta que en España el salario medio es la mitad que
en Alemania, Holanda o Reino Unido. Que el paro y los contratos temporales
doblan la media europea. Que somos los reyes de la economía sumergida, el país
con más billetes de 500 euros. Que autónomos y empresarios declaran menos
ingresos que trabajadores y pensionistas. Que casi 17 millones de asalariados
son mileuristas (estas personas según el Instituto Nacional de Estadística
deberían dedicar 323 euros a la vivienda). Que el Gobierno ha establecido el
salario mínimo en 641,40 euros. Que los altos cargos de las empresas del Ibex
ganan más de un millón de euros.
También
se tendrán que preguntar cómo es posible que en los años de bonanza económica,
1995-2005, el salario de los españoles perdiera un 4% de poder adquisitivo
mientras los beneficios empresariales crecieron un 73%. Y cómo es posible que
empresas con beneficios desproporcionados sigan despidiendo trabajadores.
Seguro
que todas estas pequeñeces se tienen en cuenta a la hora de abordar nuevas
reformas. Y si no es así tampoco nos tenemos que preocupar. Siempre nos quedará
París o el PP, cuyos campechanos y camaleónicos líderes ondean con denuedo el
estandarte del mundo obrero. Sigamos durmiendo.
2 comentarios:
Y este mozo que escribe tan bien,de donde ha salido?,ahora que se anima, deberia escribir algo mas.
Zinco Billas
Cualquier alago contribuiría a subirle más el ego.
Tan solo digamos que nos entretiene con sus argumentos. No vaya a tomárselo en serio.
No vaya a ser que le fichen como guionista de “La noria” y perdamos a un jardinero.
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