Si se toman medidas para contentar a los especuladores -recordemos que no son alienígenas, son personas con sus nombres y apellidos- es
legitimarlos y, además, es imposible, si algo tiene el que se afana por el dinero es su insaciabilidad.
Si con esas medidas se penaliza y perjudica a los que no son
especuladores, es responsabilizarlos de algo que no tienen culpa.
¿El mundo al revés? No, es el mundo al derecho. O, mejor
dicho, el mundo de derechas.
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