miércoles, 4 de febrero de 2009

La próxima revolución.

La crisis que está afectando a los países desarrollados es, en realidad, una crisis del sistema capitalista. Hay evidencias claras que permiten predecir su final ineludiblemente (si bien no podemos calcular la fecha): sólo hay que pararse a mirar. El capitalismo necesita crecer permanentemente para no caer. Los países tienen, por tanto, cada vez mayor demanda de recursos naturales (materias primas, alimentos, etc.)

Por otra parte, el crecimiento exponencial de la población mundial (también imparable con los actuales criterios) va a hacer que este aumento de la demanda se dispare hasta límites insostenibles en no mucho tiempo. Pero vivimos en un planeta finito, con recursos finitos, con áreas cultivables finitas y con un equilibrio medioambiental que está llegando a su límite de capacidad de aguante. Y esto no lo contempla el sistema capitalista, que se fundamenta en que los recursos naturales son infinitos. Mientras no lo asumamos y lo consideremos en nuestras políticas, seguiremos creciendo hasta la hecatombe.

Necesitamos una revolución social ahora. Necesitamos cambiar el sistema: controlar la superpoblación; abastecernos con energías renovables; producir lo máximo posible con materias recicladas; darle la máxima importancia a la producción de alimentos; frenar la deforestación y destrucción ecológica global del planeta e invertir la tendencia, etc. Y todas las medidas que retomen deberán ser globales, no locales.

Eduardo Sáez Maldonado. (Cartas al Director. Diario Público. 3-02-09).

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