lunes, 1 de febrero de 2010

Entusiasmo.


Una amiga me recomendó un libro con gran entusiasmo. Me lo dejó ella misma para que lo comentásemos después de haberlo leído. 
No sé si es el estado de ánimo, el paso del tiempo o cierto descreimiento lo que hace que cada vez me resulte más difícil recomendar algo a alguien. Antes, lo que me había gustado lo recomendaba con tanto énfasis que la persona receptora de la recomendación, o la seguía o la aborrecía. Y yo, tan contento. 
Ahora soy más prudente, léase más timorato, a la hora de recomendar algo. 
Probablemente sea yo, al entusiasmarme menos por las cosas, el culpable de no aconsejar sobre lo que he visto o escuchado. Desde luego no es del receptor. 

Sin embargo, agradezco profundamente que alguien me recomiende algo, y mucho más si lo hace con entusiasmo. Tengo un gran respeto hacia lo que le interesa, independientemente de que no me haya gustado. Conviene puntualizar que, aun siendo consciente de las contradicciones del ser humano, de ciertas personas sabes que no vas a recibir recomendaciones, digamos poco interesantes o muy lejanas de tus gustos. 

"La nieta del Señor Linh" de Philippe Claudel es la entusiasta recomendación de mi amiga. 
Me consta que tiene verdadero interés por saber mi opinión sobre él. Lo cual, es otro de los placeres a añadir al día. 
Y bueno, mi intención era verla en persona y conversar, -ninguna alternativa mejor que esa- pero utilizo mi blog para comentar alguna cosilla breve sobre el libro en cuestión, para ampliarla cuando nos veamos. 

Creo recordar que fue Isabel Coixet quien dijo que sus películas no son duras, lo que es duro es vivir. Creo que tiene razón:
No hay día que no lea algo que me conmueva, pudiéndose catalogar como lectura “dura”. Si añades; a la lectura del periódico, la información que me envían las ONGs a las que estoy asociado y algún libro, ensayo o artículo sobre la situación de algunas personas, obtienes un cóctel bastante “fuerte”. 
Pero luego retomas tus obligaciones cotidianas, así que, por tanto, “lo duro es vivir”. 
¿Es, el libro que nos ocupa, un libro “duro”? 
Esta es una historia tremenda pero contada con delicadeza y tacto. Directa, sin perderse en descripciones largas, te va llevando por el sufrimiento y la ternura del anciano. 
Soledad, pérdida (sólo le quedan los recuerdos y una nieta). Trasladas sus vivencias a las de tantos seres que, en estos momentos, están sufriendo los desplazamientos injustos. Habiendo dejado atrás todo, incluso con pérdida de familiares, y con la tarea por delante de seguir viviendo. 
Me ha gustado este libro. Tiene más cosas que comentar, como por ejemplo la amistad y comprensión entre personas que no pueden comunicarse mediante un idioma común, pero no quiero contar más argumento. Quiero que, queridos seguidores del blog, lean este libro.
Se lo recomiendo… con entusiasmo.


2 comentarios:

piluca dijo...

¡Hola Carlos! por fin me he metido a fisgonear tus refelexiones sobre la realidad que nos rodea y , la verdad, me gusta que la nieta del señor L, sea parte de esa omnipresente y amarga realidad que has comentado : la soledad
En otro momento, libre de trabajo, me vuelvo a meter y seguimos comentando.
Besos Piluca

Juan Carlos Ruesca Hernández dijo...

Me encanta que haya una nueva "fisgona" en mi blog.
Besicos.